martes, 27 de septiembre de 2011


Nik en La Nación sigue con su acostumbrada sorna sobre la desgracia ajena, al final todos los reclamantes de la seguridad ausente lograron el objetivo increíble de aumentar en un 200 por ciento la producción e importación de productos de aplicación en los sistemas de seguridad, como camaritas, alarmas, rejas, puertas, etc.
Por otro lado, el sindicato de seguridad creció en forma sideral, por fuera y en paralelo, al sistema de las fuerzas de seguridad brindando un servicio figurativo, preventivo -pero no territorial, represivo o informativo- abdicando así, desde su concepción liberal, en un servicio de gran costo y magros resultados, eso si los uniformes son hermosos y las patrullas pintorescas. Por eso, decimos que la inseguridad nos victimiza a todos, pero es el negocio de unos pocos. Es tan difícil hacer a las agencias privadas, auxiliares de las fuerzas policiales y de seguridad, marcarles territorio y darles misiones de sostén del orden público para los delitos menores en las calles donde las agencias tienen puntos fijos. O para tocar pito y llamar un patrullero estatal por radio hace falta un curso en la Nasa.
Vamos muchachos hacer negocio vale, privarnos de lo que nos venden es cruel, permitirlo un vejación al ciudadano y manipular el sentido trágico de lo que ocurre un farsa imperdonable… A sí tolerancia 0 les viene a los mistificadores seriales mediáticos. (No se asusten, pueden -por ahora- seguir distorsionando la realidad…).

No hay comentarios:

Publicar un comentario