Hace diez años la temperatura se elevaba en el país y no por una cuestión climática. Saqueos, marchas de ahorristas y cacerolazos se multiplicaban por las calles, en lo que era el comienzo del fin de la presidencia de Fernando de la Rúa.
"Pido a Dios por la ventura de mi patria", fueron las últimas palabras escritas por el mandatario en la carta de renuncia a la Presidencia que le envió al entonces titular provisional del Senado, el justicialista Ramón Puerta.
El contexto de la renuncia era negro: se registraban cerca de cuarenta muertos, confiscación de los depósitos de ahorristas, desocupación (en algunas ciudades del país otrora pujantes e industrializadas trepaba más allá del 30 por ciento), amenazas de disgregación territorial, saqueos, cacerolazos por todas partes, humillados cortando rutas y calles; y la sucesión de cinco presidentes.
Entre esos días aciagos que van del 19 al 21 de diciembre de 2001 se registraron en el país 37 muertos por las represiones ordenadas en diferentes puntos de Tucumán, Capital Federal, distritos bonaerenses, Santa Fe, Corrientes, Río Negro y Paraná, entre otros.
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